¿Yo, desordenada? Qué va + Parte V

Estresada, nerviosa, ansiosa, apenada, culpable... Desórdenes emocionales, del amor al odio en una milésima de segundo. Tengo que ordenar mis pensamientos antes de que me desborden. Y cuando lo haga, habrá nueva entrada en el blog. ¿Por qué cuando me pasan cosas me ocurren todas a la vez, y luego me muero del aburrimiento porque no pasa nada???

...Time to end this night, time to make things right...
Mind Reading (demo), John Garrison





Ese día Bree me arrastró con ellos a todos los sitios que fueron. Los tres amigos querían visitar la ciudad, cosa que no vi nada interesante básicamente porque mi ciudad no es interesante. Es una ciudad pequeña, donde acabas conociendo a todo el mundo a lo largo de los años, no tiene grandes atracciones turísticas, está siempre en obras y es monótona, gris y aburrida. Aún así, les acompañé, Bree me había suplicado que fuera con ellos para conocerlos mejor porque sabía que haríamos buenas migas, igual que nosotras. Pero yo me mantenía escéptica. Las dos congeniábamos, pero no todo era por la manera de ser, pensaba que en parte estábamos tan unidas por el mero hecho de tener un vínculo de sangre, cosa que no sucedía con Alan y el resto. Así que fui aún a sabiendas de que me sentiría fuera de lugar, era demasiado pequeña para ir con ellos, la diferencia de edad era más que evidente.

Y me equivoqué. Aquel fue uno de los días más divertidos y agradables de mi vida, jamás pensé que me lo hubiera pasado tan bien sin salir de la ciudad. Incluso la ciudad me empezaba a gustar más. Veía a Alan sorprendido con cualquier cosa que hasta entonces para mí era insignificante, como los edificios, la gente, las tiendas... Hablaba de ellos como si no hubieran en otro lugar o nunca antes los hubiera visto. Me causó tanta curiosidad su reacción, que no cesé de preguntarle en qué se diferenciaban de su país. De ese modo, viendo mi ciudad a través de los ojos de Alan, cambió radicalmente la opinión que tenía sobre ella.

Aquella tarde no me despegué de él, mientras Bree y Monique hablaban casi en un susurro, yo no podía parar de reírme con los comentarios de Alan, era como un niño pequeño. Y en medio, Chris, que tanto se unía a una conversación como a otra. Mientras paseábamos iba de un lado a otro, con una sonrisa diferente a la de esa misma mañana. Mientras que la de entonces era amplia y dejaba ver sus perfectos dientes blancos, esta era una simple línea curvada, una sonrisa de comodidad se podría decir, parecía alegrarse de estar de vacaciones con sus amigos. Pero no pronunció ni una palabra, cosa que me extrañó pues no respondía a los piques que le lanzaba Alan de vez en cuando. Otro rasgo que descubrí aquella tarde es que en ocasiones como aquella en la que se sentía tan feliz y complacido, cuando alguien hablaba, le miraba fijamente a los ojos, atentamente como si no quisiera perderse ni un solo detalle de lo que se mencionaba. Era una mirada no tan intensa como la de Alan, pero bastante aproximada.

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