Parte X
Lunes, de vuelta al infierno. Buff....
No me hacía a la idea de estar sin Sheryl. La misma noche de lo ocurrido incluso llamé a su casa como solía hacer cada noche antes de irme a dormir. Y la esperé al día siguiente antes de entrar al instituto. Y así hasta que mi mente se fue haciendo a la idea de que no iba a volver. Entonces me encerré en mí misma. No iba al instituto y me internaba en mi casa, en mi dormitorio. A Bree y al resto cuando estaban por casa y me preguntaban, les decía que las clases se habían acabado, o bien que había huelga, o bien que el profesor estaba enfermo. Al principio parecían creer mis mentiras, luego ya empezaron a dudar. Mis padres no sabían nada ya que los dos nunca estaban por las mañanas en casa. Y Bree no les contaba nada, y cuando empezó a sospechar de que no iba al instituto, tampoco dijo nada. Supongo que en cierta manera pensaba que necesitaba algo de tiempo para hacerme a la idea. Alan hizo lo mismo, y Monique estaba demasiado absorta en su noviazgo con Chris como para advertir qué me sucedía.
Pero Chris puso el grito en el cielo cuando le preguntó a Bree por qué no iba al instituto. Tuvo una discusión con ella mientras yo los oía desde mi cuarto. Entonces escuché los pasos acelerados de Chris acercándose cada vez más. Nunca lo había visto tan enfadado como aquel día. Entró como una furia en el dormitorio y yo me acurruqué como pude en el rincón de mi cama, preparada para el chaparrón. En tono severo repitió lo que Bree le había contado. Me preguntó si era cierto. No podía mentirle, no me salía, así que sin responderle agaché la cabeza mientras jugueteaba con un hilo de la colcha. Abrió la boca dispuesto a decirme algo pero se calló. Se puso la mano en la boca con gesto pensativo. Luego se sentó en el borde la cama y me preguntó si yo pensaba dejarlo todo porque Sheryl se había ido. Tan sólo escuchar su nombre hacía brotar lágrimas en mis ojos. Él puso su mano sobre la mía que aún sujetaba el hilo enroscándolo en el dedo. Con voz suave me dijo que no tenía que comportarme así, que yo debía de vivir todo lo que le había quedado por vivir a Sheryl. Y tenía razón, pero me sentía tan sola sin ella... Entonces Chris me dijo que a partir de aquel momento comenzaríamos un nuevo propósito como si se tratase de año nuevo, y con su ayuda conseguiría seguir adelante, pues si había algo que molestase a Chris según me confesó ese mismo día, eran las personas que se rendían y dejaban su vida al azar. Él era una de esas personas que no se rendían ante las dificultades, y que su máxima en la vida era vivirla plenamente pues sólo tenía una. Y quería mostrarme que estaba en lo cierto ayudándome a superar la pérdida de Sheryl.
Y así lo hizo. Apenas me dejaba sola un instante, si no venía él por casa, me llamaba para que fuera a la suya, aunque esa idea no me agradaba demasiado pues tras la tercera visita notaba las furtivas miradas de Monique. Y con Chris no valían excusas, así que la mayoría de veces era él quien venía. A veces salíamos a pasear, otras veces nos quedábamos en casa, otras nos íbamos al cine con el resto. Y cada mañana me acompañaba de casa al instituto para asegurarse que asistía a clase, mientras que por el camino hablábamos de mil cosas. Me encantaban aquellos paseos tan temprano. La verdad es que si no hubiera sido por él, no sé qué hubiera pasado. No todo fue fácil pero él siempre estuvo ahí, y gracias a ello y al paso del tiempo, poco a poco fui aceptando la muerte de Sheryl.
Mi madre alzó la vista y apenas la oí decir que había llamado la madre de Sheryl. De vuelta de la fiesta un coche que iba a demasiada velocidad se saltó un semáforo y chocó contra el coche en el que iba Sheryl de vuelta a casa. Me bloqueé. No podía estar sucediendo aquello, no podía ser cierto lo que acababa de oír, la había entendido mal debido a lo bajo que hablaba. Intentaba pedirle a mi madre que repitiera lo que acababa de decir pero las palabras no me salían. Era como si me hubiera quedado sin voz. Me volví para mirar a Bree, pero tenía la cara empapada en lágrimas que me confirmaban lo que no quería saber. Entonces tuve que sentarme antes de desvanecerme.
No me hacía a la idea de estar sin Sheryl. La misma noche de lo ocurrido incluso llamé a su casa como solía hacer cada noche antes de irme a dormir. Y la esperé al día siguiente antes de entrar al instituto. Y así hasta que mi mente se fue haciendo a la idea de que no iba a volver. Entonces me encerré en mí misma. No iba al instituto y me internaba en mi casa, en mi dormitorio. A Bree y al resto cuando estaban por casa y me preguntaban, les decía que las clases se habían acabado, o bien que había huelga, o bien que el profesor estaba enfermo. Al principio parecían creer mis mentiras, luego ya empezaron a dudar. Mis padres no sabían nada ya que los dos nunca estaban por las mañanas en casa. Y Bree no les contaba nada, y cuando empezó a sospechar de que no iba al instituto, tampoco dijo nada. Supongo que en cierta manera pensaba que necesitaba algo de tiempo para hacerme a la idea. Alan hizo lo mismo, y Monique estaba demasiado absorta en su noviazgo con Chris como para advertir qué me sucedía.
Pero Chris puso el grito en el cielo cuando le preguntó a Bree por qué no iba al instituto. Tuvo una discusión con ella mientras yo los oía desde mi cuarto. Entonces escuché los pasos acelerados de Chris acercándose cada vez más. Nunca lo había visto tan enfadado como aquel día. Entró como una furia en el dormitorio y yo me acurruqué como pude en el rincón de mi cama, preparada para el chaparrón. En tono severo repitió lo que Bree le había contado. Me preguntó si era cierto. No podía mentirle, no me salía, así que sin responderle agaché la cabeza mientras jugueteaba con un hilo de la colcha. Abrió la boca dispuesto a decirme algo pero se calló. Se puso la mano en la boca con gesto pensativo. Luego se sentó en el borde la cama y me preguntó si yo pensaba dejarlo todo porque Sheryl se había ido. Tan sólo escuchar su nombre hacía brotar lágrimas en mis ojos. Él puso su mano sobre la mía que aún sujetaba el hilo enroscándolo en el dedo. Con voz suave me dijo que no tenía que comportarme así, que yo debía de vivir todo lo que le había quedado por vivir a Sheryl. Y tenía razón, pero me sentía tan sola sin ella... Entonces Chris me dijo que a partir de aquel momento comenzaríamos un nuevo propósito como si se tratase de año nuevo, y con su ayuda conseguiría seguir adelante, pues si había algo que molestase a Chris según me confesó ese mismo día, eran las personas que se rendían y dejaban su vida al azar. Él era una de esas personas que no se rendían ante las dificultades, y que su máxima en la vida era vivirla plenamente pues sólo tenía una. Y quería mostrarme que estaba en lo cierto ayudándome a superar la pérdida de Sheryl.
Y así lo hizo. Apenas me dejaba sola un instante, si no venía él por casa, me llamaba para que fuera a la suya, aunque esa idea no me agradaba demasiado pues tras la tercera visita notaba las furtivas miradas de Monique. Y con Chris no valían excusas, así que la mayoría de veces era él quien venía. A veces salíamos a pasear, otras veces nos quedábamos en casa, otras nos íbamos al cine con el resto. Y cada mañana me acompañaba de casa al instituto para asegurarse que asistía a clase, mientras que por el camino hablábamos de mil cosas. Me encantaban aquellos paseos tan temprano. La verdad es que si no hubiera sido por él, no sé qué hubiera pasado. No todo fue fácil pero él siempre estuvo ahí, y gracias a ello y al paso del tiempo, poco a poco fui aceptando la muerte de Sheryl.
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