Entrada inexistente por causas ajenas+Parte XII

Al final lo que tenía que ver para escribir al mediodía se atrasó hasta las 11 de la noche, y a la 1 de la madrugada recibo la confirmación de que aún no se puede puesto que no estoy en Inglaterra, ni Canadá ni Norteamércia. Grrrr......... No es justo. Creo que nunca entenderé cómo funcionan ciertas cosas en el mundo de la música. De todas maneras, "It will be up on YouTube etc in the next few days" ha dicho. Al menos no se queda observando en las sombras cómo nos desesperamos las fans de habla no inglesa, y nos avisa. O será que le j##e no ver su propio videoclip, jur, jur.....

Pues naaaaaaaada, de vuelta al rincón de la espera....... A este paso me muerdo ya hasta los nudillos...



Antes de lo esperado me dieron el alta, sin darme la oportunidad de despedirme de aquel suplicio de enfermera a la que al final le había cogido cierto afecto. Mis padres querían venir a recogerme, pero Bree insistió en ocuparse ella de mí. “Ya lo hablamos y estabais de acuerdo”, dijo a mis padres en voz baja mientras yo me cambiaba de ropa en el aseo de la habitación. ¿Hablar? ¿De qué habían hablado? ¿Y qué tenía que ver lo que habían hablado con el simple hecho de quién tuviera que llevarme a casa? Había algo que yo no sabía, y si estaba relacionado conmigo, yo tendría que ser la primera en saberlo, ¿no? Así que con los vaqueros por debajo del camisón salí del aseo y lo pregunté sin más dilaciones. Bree miró a mis padres, mis padres miraron a Bree y yo en medio, con los brazos cruzados esperando una respuesta.

Mis padres se miraron entre sí dubitativos, y luego miraron a Bree quien les observaba del mismo modo que yo, esperando que dijeran algo. Yo empecé a preocuparme. Comprobando que ellos no iban a decir nada, Bree resopló y me miró. Me dijo que no íbamos a casa. Se me puso el pelo de punta. ¿No serían capaces de internarme en un psiquiátrico? Reconocía mi problema, sabía lo grave de la situación, pero ingresarme en un manicomio no creía que me ayudara mucho. Esperé impaciente a que Bree terminara de hablar. Tras una pausa de unos segundos que a mí me parecieron eternos, Bree añadió que nos marchábamos las dos, ella y yo, fuera de la ciudad una temporada. ¿Las dos? ¿Adónde? ¿Y mis padres? ¿Estaban de acuerdo en eso? Hubo algo que no terminaba de encajar. Entonces un deja-vu que me pinchó como una espina en la columna. De nuevo me estaban ocultando algo que me afectaba. ¿Acaso era un complot para mantenerme entre algodones el resto de mi vida? Pues menuda manera de hacerlo, pensé para mis adentros en ese momento, por culpa de engañarme y ocultarme asuntos que me atañían, casi tengo una vida más corta de lo normal. Sin vacilar, pregunté qué pasaba, y exigí que me contaran la verdad.

El plan alternativo a mi ingreso en un hospital mental era alejarme de mi hábitat natural para hacerme recapacitar de que no estaba bien el camino que había escogido y que debía de borrar cuanto antes aquellos pensamientos negativos que no me ayudaban en absoluto. Mientras me soltaba un sermón sobre cómo me ayudaría un cambio de aires yo intentaba imaginarme en qué momento de la vida oculta de Bree, ésta se habría sacado el título de Psicología.

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