"Ya, pero ¿y si me sale bien?"

Hace un tiempo en el muro del Facebook de una amiga vi que había puesto el enlace a un vídeo con el título "¿Te atreves a soñar?" . Son de esas cosas que te pones a ver porque no tienes nada mejor que hacer, y al final acabas dándole vueltas al coco acerca de lo que acabas de descubrir.

En este caso estuve totalmente de acuerdo con el vídeo, y sigo estándolo. Empezando por lo del cuento de la lechera, que siendo tan pequeña cuando lo leí por primera vez me deprimió, y mucho. ¿En eso consistían los sueños? ¿Eso mismo iba a pasarles a los míos, iban a terminar rompiéndose contra el suelo? Pero antes de que pudieran hacerlo, ya los estampé yo contra el suelo y los deseché. Años más tarde, en el instituto mi mentalidad cambió y decidí también cambiar mi modo de ver las cosas, a hacer las cosas que me gustaban en ese exacto momento, sin pensar en el futuro que tanto me asustaba. Así pues me apliqué bien en los estudios, descubriendo que algunas cosas, como la literatura, el arte o los idiomas (desde el inglés hasta el latín), me producían una inmensa curiosidad y por tanto, me encantaba aprender de ellas cada vez más.

Luego vendría la universidad, y la ansiedad de hacer LA elección. Elegir una carrera lo ponían como escoger un camino de un sólo sentido hacia un único futuro. Es curioso, pero cosas tan tontas como las dudas al respecto las recuerdo como si hubieran ocurrido ayer. En aquel momento sólo sabía que me encantaba escribir, y por tanto la gente me aconsejaba ser periodista. Pero luego, con toda la información que te dan previamente a ingresar en la universidad, ves otras carreras y ves que algunas despiertan el mismo interés que la escritura, como me sucedió con algunas carreras de idiomas, o las que iban encaminadas hacia el mundo de la música, quería desdoblarme y estudiar todas y así no tener que elegir sólo una. Pero al final, te pones a hablar con la gente, y como dice el vídeo, te dejas influenciar sin escuchar lo que realmente quieres, y te dejas llevar. No es que me aconsejaran mal, ni mucho menos. No me arrepiento de haber escogido Filología Hispánica, sólo a veces de haberlo dejado sin acabar, porque todo lo que aprendí en esos pocos años aún lo conservo, porque puede ser que no resulte útil saber la diferencia entre consonantes guturales o labiales, o el por qué en español se componen menos palabras que en inglés, pero son cosas que aprendí en su momento, que me encantaron aprender y que aún guardo en mi memoria. Datos sin utilidad, sí, pero me gusta saberlos por simple y llana curiosidad.

La misma curiosidad que me hizo ver qué era eso del internet, de seguirle la pista a un grupo que empezaba a sonar por la radio (Keane), a redescubrir que Mark Owen no estaba tan en la sombra como pensaba, y tantas cosas que desembocaron en cosas mucho, muchísimo, mejores. Conocí a personas de distintos puntos de España, incluso de fuera de España, pudiendo no sólo empezar a poner en práctica los años de inglés que había estudiado, sino conocer otras culturas y costumbres, descubriendo que Reino Unido no sólo me gustaba por ser de donde provenía mi banda favorita, sino también por todo lo que ofrecía su capital. Conocí a personas maravillosas a las que ahora, años después, y aún con el contacto perdido, daría lo que fuera si necesitaran de mi ayuda. Si no me hubiera atrevido a ir al concierto de Keane, si no le hubiera pedido el favor a mi padre de llevarme hasta Barcelona, sé que muchas cosas serían distintas. Una cosa tan tonta, ya ves...

Le eché valentía. Dicen que fui una valiente, y temeraria al dejarlo todo por venir a Madrid. Pero, como dice el vídeo, "¿y si me sale bien?". Me lancé a la piscina sin saber si estaba llena o vacía, pero lo intenté. Y salí ganando, aunque perdí al mismo tiempo. Más valentía supuso para mí cruzar unas míseras palabras frente a mi ídolo de la adolescencia (y de ahora), y explicarle lo mucho que me habían ayudado sus letras. El mismo corte que me sigue dando hoy en día acercarme por primera vez a un desconocido cuya música me encanta. Pero lo hago, aunque me cueste. Y si no hubiera hablado con Mark, no tendría ese empujoncito interno, quizás hoy no conocería tanta música, tantos grupos y tanta gente que a pesar de seguir siendo desconocidos, puedo decir a ciencia cierta quiénes son un encanto y quiénes no, y no suponerlo desde la distancia, como ver los toros desde la barrera, y criticar por las apariencias. Igual de valiente, pero que no volveré a repetir, es el primer viaje que hice a Reino Unido, sin que nadie lo supiera, sin nada de nada, ni un mísero penique. Lo hice, lo pasé mal, aprendí y ya no se ha vuelto a repetir. Porque cuantos más errores, más aprendemos. Escoger un camino u otro, y ser consecuente con tu elección. ¿Que fallas? No pasa nada, tienes siete vidas. Siempre hay opciones.

Y es que escoger un camino no significa cerrarte a otros. Nunca se sabe qué depara el futuro, puede ser que surja de nuevo la oportunidad, el momento correcto, o puede que no. Pero no importa el camino si haces lo que te gusta, y aunque yo he dado muchos tumbos, y tengo mis espinitas de lo que pudo haber sido y no fue, puedo decir que me gusta mi vida.Y si he tenido que dar tantas vueltas para llegar aquí, las volvería a dar. De igual manera que me podría haber ido muy bien de periodista o de profesora de literatura, me podría haber ido muy mal. Suposiciones. Soy perfeccionista, todo se puede mejorar, pero no muchos pueden decir que les gusta la ciudad donde viven, o el trabajo que tienen. ¿Podría vivir mejor? Sí, en pleno centro de la capital. ¿Podría tener un trabajo mejor? De secretaria de un mánager musical, por ejemplo. Pero hoy por hoy, estoy feliz con lo que tengo y lo que soy. Mañana, ya veremos qué trae mañana...

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
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Firmado: el anónimo de tu "parde"

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