Un mal día

Hoy es de esos días en que todo lo que ves, todo lo que oyes, todo lo que lees, es la manera en la que el país se va al garete.

Para empezar, a principios de mes, nos avisan de un despido colectivo. 800 personas se quedan en la calle, sin más, por carta fría alegando problemas económicos. No me jodas... A veces pienso que cuanto más mentiroso y egoísta eres, más alto llegas. Porque que me digan qué alto ejecutivo de esa empresa ha decidido rebajarse el sueldo, o prescindir de complementos salariales del puesto para que esas casi 350 familias no se queden sin trabajo. ¿Que con eso no llega para evitar los despidos? ¿Y por qué no despiden al niñato, sobrino del mandamás, que no pega palo al agua y por no hacer nada recibe un sueldo que dobla el de un machaca corriente? Grano a grano se forma la playa, y si recortan de donde deben recortar, la realidad sería muy distinta. Encerraría y mataría de hambre a todos esos cobardes egoístas que prefieren sacrificar la vida laboral de sus trabajadores a privarse del BMW de la empresa, de la oficina en la Castellana de Madrid/en Maisonnave en Alicante, o de las vacaciones en la playa. Por otro lado, los hay que no despiden pero bien que piden sacrificio a los trabajadores, que "hay que ajustarse el cinturón" dicen... Tendrán poca vergüenza, renuncia tú a los pluses de tu puesto, hipócrita. Rebájate tú el sueldo, sé el primero en dar ejemplo, ahórrate tanto taxi y tanta comida de empresa que tan sólo es una comilona con tus amiguetes.

Y si se te ocurre exigir y luchar por tus derechos, ahí tienes la puerta, porque hay 20 como tú o mejor. Encima te ningunean, te infravaloran a ti y a tu trabajo. Pero bueno, ignorar el trabajo que haces es técnica habitual. Eso sí, que se te ocurra no sacarlo adelante que te cae toque de atención como poco. En el mejor (entre comillas) de los casos luchar por tus derechos y que se reconozca tu trabajo se convierte en una espiral burocrática, más cuando tu solicitud tiene que escalar la pirámide de jefes, subjefes, responsables...

Y acudes a la justicia pensando que ellos van a reconocer la verdad. ¿Y con qué te encuentras? Facturas de abogados que te cobran lo que les sale del pie (con la de pasta que ya les paga el contrario cuando ganan un juicio), y jueces que te dan la razón pero apenas te dan lo que realmente te mereces; eso si no tienes que pagarles costas o tasas, a cada cual más complicada de entender pero que de doscientos pavos no baja la broma. Además de la paciencia que tienes que echarle, porque te tiras con un procedimiento judicial "de los sencillitos" mínimo tres años. Para que luego al final, tu empresa esté en quiebra, y tengas que esperar otros dos años a cobrar del Fondo de Garantía. Y mientras familias que se mueren de hambre porque se les ha agotado el paro o trabajadores que se mueren sin más, de viejos o por cáncer, esa palabra que en mi trabajo cada vez suena más. Se te cae el alma a los pies cuando vienen a decirte que no pueden acudir al juicio por la quimio pero que quieren seguir adelante con su reclamación, que es su derecho, y para eso es su dinero con el que están jugando. Pero ves el ritmo que tiene la justicia, y sólo puedes sentir impotencia.

Hipocresía, egoísmo, avaricia... Es lo que gobierna hoy en día. Pero soy una optimista incluso en días de mierda, y sé que esto el día menos esperado explotará, por un lado o por otro, pero lo hará, y entonces nos preguntaremos qué ha pasado.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Quédate

Persona(je)s

¿Qué es para ti?