El mejor perro del mundo
Pocos entienden este dolor que no me dejar ni respirar. Estoy furiosa por tener que retener dentro todo lo que siento. La ira que me cubre porque todo sigue como si nada, tú ya no estás y la vida sigue, y yo necesito que pare, que me deje respirar un momento para no romperme en el sitio menos adecuado. Cierro los ojos y te veo feliz, jugando, así es como te recordaré siempre. Porque el que se quedó en aquella camilla ya no eras tú.
No habrá otro ser que llegue a tu altura. Eras único, amable, y derrochabas energía y felicidad a partes iguales. Este vacío que nos dejas nunca se va a llenar.
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