Persona(je)s
— Pues yo creo que se ha olvidado de nosotros.
Tracy se sentó en el suelo y apoyó sus brazos sobre las rodillas flexionadas.
— ¡Qué mal, después de tanto tiempo! ¿Es que no significamos nada para ella?
Sally le dio un puntapié a una pelusa que rodaba por el suelo. Alan le puso la mano sobre el hombro intentando confortarla. Pero él tampoco entendía qué estaba pasando. Estaba cansado de estar encerrado en aquella habitación oscura. Suponía que el resto se sentía igual.
K se acercó al grupo con las manos en los bolsillos. Su cara era reflejo de serenidad pero dentro de su cabeza no había descanso. No paraba de preguntarse el por qué, y tenía mil posibles respuestas para ello. Era mucho tiempo sin saber de ella, y no podía, o no quería, creer que los había abandonado a su suerte. Con la mirada buscó a las dos hermanas. En aquella penumbra había cogido la costumbre de asegurarse que nadie se perdía. Porque si alguien desaparecía, significaba que ella le había olvidado. Pero las dos hermanas eran demasiado importantes para ser las primeras en desaparecer.
Un suspiro de alivio se le escapó cuando las vio recogidas en un rincón. Bree parecía alterada ante la pasividad de su hermana Ela. ¿Le estaba interrogando? ¿Acaso Ela ocultaba algo? Iba a cercarse a ellas cuando el pequeño S vino corriendo hacia su padre para esconderse de Aine.
— Ela, por favor, están ya desesperados. Si sabes cualquier cosa, tienes que decírnoslo.
— No quiero darles ilusiones para que luego me lo recriminen los siguientes cuatro años.
— ¡Por Dios, no vamos a hacer eso! Llevamos mucho tiempo aquí todos juntos, si a estas alturas nos peleamos por una cosa así, sería de lo más absurdo.
Ela se encogió un poco más, y Bree comprendió que estaba levantando demasiado la voz. Notaba los ojos de Sally clavándose en su nuca.
— Mira, eres la que más conexión tiene con ella, fuiste de las primeras en salir de su imaginación, tú eres la única que puede decirnos si realmente nos ha abandonado o si todavía significamos algo para ella. Necesitamos saber si seguimos existiendo en su cabeza o si ya nos ha dejado en la papelera de reciclaje. O en la estantería, como hizo con Deyanira.
Ela levantó lo ojos y cogió aire. Se sacudió el polvo de sus vaqueros y con lentitud se acercó hasta donde estaba K. Los ojos del hombre brillaron, suplicando que diera un poco de luz a aquella habitación. Se negaba a que aquello era el final. La chica le dedicó media sonrisa y observó cómo poco a poco se iba formando un círculo a su alrededor. Hasta Tracy se había levantado.
— No... —Ela carraspeó para suavizar la garganta— No puedo aseguraros cuánto tiempo nos queda... Ni si va a volver... Pero últimamente... Cuando es de noche... Bueno, cuando parece que es de noche, es como si estuviera conmigo... No sé explicarlo porque es sólo una sensación...
— Como si fuera un subidón de adrenalina.
K se sentía aliviado de no ser el único que había notado aquello. Pensaba que era otra de sus paranoias, como las pesadillas que le acechaban cuando S dormía. Ela afirmó con la cabeza y ganó la suficiente confianza para preguntarle cuándo había sido la última vez.
— A mitad de la noche, todos dormíais.
Ela recordó los malos sueños que había tenido esa misma noche. Aunque no tenían nada que ver con la euforia que comentaban, no descartó que estuviera relacionado.
— ¿Y qué notaste?
Sally hizo la pregunta dando un paso hacia delante, cruzando sus manos y apretando los dedos.
— Es como si estuviera más despierto, descansado, con fuerza...
— Como si estuvieras más vivo.
Ela terminó la frase por K y le sonrió. Él la abrazó por encima de los hombros.
— Pero ¿qué significa todo eso? ¿Significa que va a volver?
— No lo sé, Tracy, pero sé que no se ha olvidado de nosotros. Estoy casi segura que volverá. Que volveremos a estar con ella, viviendo la vida que ella nos dé. Sólo sé que hay que seguir esperando. Pero sobre todo tengo la sensación que ella nos necesita tanto como nosotros a ella.
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